El camino a la felicidad nunca se anda solo para sí mismo; aún si se camina solo, no es para ti mismo. Cada pequeña o gran contribución que haces para mejorar tu vida, para cultivar tu mente, para purificar tu interior, gestionar de manera más sabia tus emociones y des-identificarte de tu pensamiento volátil, no lo haces para tu propio beneficio nada más.
A la felicidad se llega a través de llevar a cada vez más seres en tu barca, tu labor es como construir un arca de Noé; con el deseo genuino de que todos los seres sintientes se salven del diluvio del sufrimiento y sus causas, de que cada ser, pequeño o grande, vegetal, animal, no humano o humano descubran la felicidad y sus causas genuinas